El fin de la moral
"Afuera están los perros, los hechiceros, los inmorales, los asesinos, los idólatras y todo el que ama y practica la mentira." - Apocalipsis 22, 15
Si nada es Verdad, Todo está permitido
Hemos olvidado el principio que guiaba nuestros actos, abandonándonos a una orgía de impulsos que llamamos decisiones, pero responden a nuestros más oscuros deseos. Si Dios muere como guardián del bien, ¿quién va a ocupar su lugar?
El mal existe. Lo sabes. Lo puedes intuir porque cuando sufres una injusticia eres capaz de quejarte, maldecir por ella y encontrar un culpable. Pero en los tiempos que corren, el Bien y el Mal se han ido confundiendo. La ética se ha ido abandonando porque nuestro modelo democrático ha dicho que ya no es necesaria. Y hemos dejado a merced de las circunstancias nuestra ética.
Antes la humanidad compartía un límite moral, Dios. Éste era el gran juez, y cualquier falta cometida en vida tendría consecuencias en la muerte; por lo que todo el mundo se esforzaba por actuar bien, por hacer el bien. Nadie quería una eternidad de castigo y sufrimiento. Por mal que nos parezca, este modelo de control divino funcionaba. Todos se regían por las mismas leyes, reyes y súbditos.
La muerte de Dios, el nacimiento del Hombre
El cristianismo proporcionó raíces a Occidente sobre la moral, basados en una óptica sencilla: ama al prójimo como te amas a tí mismo. No había discusión posible, hacer lo que uno desea para sí al otro.
Sin embargo, como el viejo filósofo escribió alguna vez, “Dios ha muerto, y lo hemos matado nosotros”. Y, no solo eso, nos hemos erigido como Dioses de nuestras vidas, redefiniendo el bien y el mal, pero sin criterios establecidos. El Posmodernismo ha roto toda posibilidad de Verdad. Todo son versiones individuales, subjetivas e intransferibles. Nada es verdad. Esto ha llevado a la decadencia moral en Occidente, donde ya ni si quiera la ciencia puede defender que los sexos son dos, definidos por la esencia misma de nuestro ADN (XX y XY en nuestros cromosomas).
Hemos acabado, finalmente, por negarnos a nosotros mismos. La esencia misma humana, con especímenes de la talla de los “trans-especie” o los llamados “transhumanos”. La negación de Bien era algo duro de asimilar. La negación del Ser va a terminar con la poca humanidad que nos queda.
Occidente ha entrado en guerra con la moral. ¿Qué está bien?¿Qué está mal?
Podría salir con una frase citada, pero me conformo con una sentencia escrita. Veritas fillia temporis est. La verdad es hija del tiempo.
Lifestyle
Los 5 Básicos del Gentleman Moderno: La Atracción de la Autenticidad
Ser un gentleman moderno es más que seguir una lista de etiquetas: se trata de mantener ciertos principios, a la vez que se adapta a la actualidad. La verdadera elegancia de un gentleman radica en su carácter, y es precisamente ese carácter lo que lo hace irresistiblemente atractivo. Aquí, te presentamos los cinco básicos de todo gentleman moderno y cómo estos rasgos se manifiestan en una atracción palpable:
Integridad: Un gentleman moderno es fiel a su palabra. Cuando promete algo, lo cumple. Este rasgo se materializa en la confianza que inspira a quienes le rodean. Es el tipo de persona que te mira a los ojos al hablar, y su sinceridad se siente. Tu palabra vale mucho, tus valores valen mucho. Respétalos y cúmplelos.
Empatía: La capacidad de ponerse en el lugar del otro, de escuchar activamente y mostrar comprensión es esencial. Esto se traduce en un trato respetuoso y considerado hacia los demás, lo que crea conexiones profundas y genuinas. Recuerda, todo tiene su causa: su desconfianza, su agresividad, su admiración. Si empatizas con la causa, alcanzarás conexiones más profundas.
Elegancia en el Estilo: No solo se trata de vestir bien, sino de hacerlo con autenticidad. Un gentleman moderno conoce las tendencias, pero elige lo que va acorde a su personalidad. Esta elección consciente lo hace inconfundiblemente distintivo y refleja su confianza. Los básicos, los logos pequeños o inexistentes, los materiales de calidad, son señales de elegancia y atención al detalle.
Curiosidad Intelectual: Mantenerse informado, ser apasionado por aprender y tener un interés genuino en diversos temas es atractivo. Esta curiosidad se materializa en conversaciones interesantes y enriquecedoras, haciendo que quienes le rodean se sientan valorados y estimulados. Recuerda, no son las personas, sino las ideas, las que alimentan el intelecto.
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